lunes, 1 de julio de 2013

Pecados Ocultos



Imagina que hoy hay un examen de historia, realmente has estudiado y hasta te has desvelado por varios días, te sientes tan capaz y listo para lo que venga, tu confianza está a tope.

El examen es de solo 10 preguntas, por lo que lo contestas seguro de ti mismo y hasta en tiempo record.

Más tarde, el maestro entrega las calificaciones y te sorprende saber que has sacado una calificación de 9.

Resulta que por las prisas y tu excesiva confianza contestaste erróneamente una de las preguntas y lo peor de todo es que esa pregunta era de las más sencillas.

Sin embargo, tu compañero sacó un 7 porque realmente no pudo aprender todas las lecciones y sin embargo está muy contento con su resultado.

¿Qué provoca en ti? ¿Frustración o enojo? ¿Por qué tu compañero está tan feliz con una calificación de 7 y tu tan frustrado con un 9?

Esto es porque sabemos que fallamos, porque reconocemos que nos equivocamos, porque sabemos la respuesta pero preferimos equivocarnos por hacer las cosas sin pensarlo, en cambio, tu compañero hizo todo su esfuerzo y dio todo lo que tenía de sí mismo y consiguió su “entusiasmado siete”

Prefiero un 7 con esfuerzo y honestidad a un 9 con pecados ocultos.

Lo mismo pasa en la vida cristiana, cada día somos probados en nuestra fe y fidelidad a Dios, vamos a la congregación los domingos, tenemos comunión con miembros de la iglesia, conocemos y decimos muchos versículos bíblicos de memoria, pero caemos en el pecado “sabiendo” que lo que estamos haciendo no es correcto. Porque tenemos pecados que no hemos confesado y no queremos sacar de nuestra vida.

Éste es el mensaje que hemos oído de él, y os anunciamos: Dios es luz, y no hay ningunas tinieblas en él. Si decimos que tenemos comunión con él, y andamos en tinieblas, mentimos, y no practicamos la verdad; pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado. Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros.
(I Pedro 1:5-8)


La buena noticia es que Dios nos da segundas oportunidades, pero debemos hacerlo de corazón, con la firme convicción de que evitaremos caer nuevamente en los mismos errores.

Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad. Si decimos que no hemos pecado, le hacemos a él mentiroso, y su palabra no está en nosotros.
(I Pedro 1:9-10)


Te invito a ser honesto con Dios y contigo mismo, busca a Jesús y ten una relación personal con él, verás que cambiará tu vida para siempre.

lunes, 8 de abril de 2013

Hijos de la Promesa



Cuando nuestra hija Vania nació, el sentimiento y la emoción que surgió fue de lo más hermoso y maravilloso que he experimentado en la vida, nada se le compara

Conforme pasa el tiempo, la veo crecer y puedo decir que es una niña sana, buena y muy inteligente, cada día le decimos lo mucho que la amamos y lo orgulloso que estamos de ella.

Alguna vez le has dicho a tu hijo: "Hijo, ¿sabes que estoy orgulloso de ti, y no me importa nada más?" La palabra orgullo en este contexto se relaciona cercanamente con la de amor. Así, tu hijo sabrá que quieres decirle que estás feliz porque él es tu hijo.

"Te quiero"

A veces, podemos perder muchas oportunidades de expresar amor y cariño - y de recibirlo - sólo porque no nos lo hemos propuestos como un objetivo consciente. Y, sin embargo, es el mensaje más importante que los chicos y chicas quieren oír de sus padres.

El amor es el ingrediente esencial de una familia sana. Un "te quiero", dicho en voz alta y a menudo, nos ayuda a saber quiénes somos y por qué hemos nacido. Cuando un adolescente no está seguro del amor de sus padres, cualquier otro mensaje no significará nada. Necesitan escuchar que se les diga que los quieren y que se lo demuestren. ¿Cómo pueden estar seguros de que les quieren si nunca se los han dicho? ¿Cómo pueden estar seguros si sus padres nunca pasan el tiempo con ellos?

La buena noticia es que Dios siente lo mismo por ti y por mí.

Así como el amor de los padres es infinitamente incondicional, de la misma manera Dios se siente orgulloso de sus hijos, nos mira con amor y nos cubre con su manto de protección y justicia.

No importa en qué condiciones te encuentres, Él nos amó desde antes de la fundación del mundo, SOMOS HIJOS DE UNA PROMESA!!!

Según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él, en amor habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo, según el puro afecto de su voluntad
(Efesios 1:4-5)

El carácter de Dios no cambia con las circunstancias, la gracia de Dios toda vía tiene toda su fuerza, el todavía esta de tu lado aunque no lo sientas, recuerda lo que Dios hizo por ti, por desgracia, olvidamos la crueldad del sacrificio y la agonía que Jesús sufrió en nuestro lugar.

Pero Dios demuestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros.
(Romanos 5:8)

Esta vida es pasajera, es solo un suspiro comparado con lo que viene después de la muerte física, nos espera una eternidad en la presencia de Dios o el sufrimiento eterno sin su amor consolador.

El aceptar a Cristo como Señor y Salvador de nuestras vidas abrirá el camino directo hacia la presencia con el Padre celestial. ¿Qué esperas?




Una cosa sé, que habiendo yo sido ciego, ahora veo



El capítulo 9 del evangelio de Juan nos cuenta la historia de un hombre ciego de nacimiento, Jesús cuando lo ve les dice a sus discípulos que tiene esa condición “para que las obras de Dios se manifiesten en él” (Juan 9:3).

Jesús escupió en tierra, e hizo lodo con la saliva, y untó con el lodo los ojos del ciego, y le dijo: Ve a lavarte en el estanque de Siloé. Una vez hecho aquello este hombre pudo ver por primera vez.

Los fariseos le preguntaban una y otra vez ¿cómo es que había recuperado la vista? Este hombre contestó: “Aquel hombre que se llama Jesús hizo lodo, me untó los ojos, y me dijo: Ve al Siloé, y lávate; y fui, y me lavé, y recibí la vista” (Juan 9:11).

Una y otra vez y de manera incrédula, los fariseos seguían con sus dudas, además de las evidentes pruebas de que Jesús podía dar vista a los ciegos, se negaban a creer que era el hijo de Dios.

En la quinta ocasión que se le preguntó sobre quién le había recuperado la vista, y con la convicción de que Jesús era un pecador por haber sanado a este hombre en el día de reposo, contestó:

Si es pecador, no lo sé; una cosa sé, que habiendo yo sido ciego, ahora veo. (Juan 9:25)

En este mundo hay dos tipos de personas:

Los que eran ciegos y ahora ven: Aquellos que como yo un día recibimos a Jesús como nuestro Señor y salvador, dándole el corazón al Espíritu Santo, en donde la relación personal no tiene nada que ver con una religión, en donde Su Palabra nos muestra la verdad y nos abre los ojos espirituales para comprender que esta vida tiene un propósito.

Los que no quieren ver: así como los fariseos, con dudas, con teorías erróneas, pensamientos oscuros y llenos de rencor, resentimiento, egoísmos y vanidades. Estos son los que no quieren ver. Se niegan a vivir la verdadera relación con el Dios que los ama justificando su cómoda forma de pensar para no ser confrontados.

Jesucristo es la luz del mundo, y quiere iluminarnos a todos. Él quiere abrir nuestros ojos y darnos la verdadera visión de las cosas, para que sepamos llevar la vida espiritual y hallar el sendero de la salvación eterna. No lo rechacemos.

Entonces ¿con qué tipo de persona te identificas?


La Verdadera Libertad



La Estatua de la Libertad (Statue of Liberty), es uno de los monumentos más famosos de Nueva York, de los Estados Unidos y de todo el mundo. Se encuentra en la isla de la Libertad al sur de la isla de Manhattan, junto a la desembocadura del río Hudson y cerca de la isla Ellis. La Estatua de la Libertad fue un regalo de los franceses a los estadounidenses en 1886 para conmemorar el centenario de la Declaración de Independencia de los Estados Unidos y como un signo de amistad entre las dos naciones. Fue inaugurada el 28 de octubre de 1886 en presencia del presidente estadounidense de la época, Grover Cleveland. La estatua es obra del escultor francés Frédéric Auguste Bartholdi.

El 18 de febrero de 1879, Bartholdi registró la patente en estos términos:

Una estatua que representa Libertad que ilumina el mundo: consiste en un personaje femenino vestido, con un brazo levantado, portando una antorcha, mientras que el otro sostiene una tabla grabada, y con una diadema sobre la cabeza. El rostro tiene rasgos clásicos, pero graves y tranquilos, con el cuerpo ligeramente vencido del lado izquierdo para que la pierna de ese lado mantenga el conjunto en equilibrio.

Sin embargo, la verdadera libertad no viene de un monumento o de una ciudad, tampoco de un país. La verdadera libertad solo proviene de Dios y esta la obtienes con Cristo en tu corazón.

Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres (Juan 8:31-32)

El diccionario define, en parte, la palabra «libertad» de la siguiente manera: «Es la situación, circunstancias o condiciones de quien no es esclavo, ni sujeto, ni impedido al deseo de otros de forma coercitiva. En otras palabras, aquello que permite al hombre decidir si quiere hacer algo o no, lo hace libre, pero también responsable de sus acto». Si… leiste bien, a cualquier esclavitud.

Hay una esclavitud que oprime a millones de personas y que, sin embargo, atrapa y engaña a tal grado que el esclavo no se da cuenta de que es esclavo: la esclavitud de querer quebrantar las leyes morales de Dios. Toda tentación hacia el mal es producto del maligno, que desea hacer esclavos de todos. Jesucristo lo dijo:

De cierto, de cierto os digo, que todo aquel que hace pecado, esclavo es del pecado. Y el esclavo no queda en la casa para siempre; el hijo sí queda para siempre. Así que, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres (Juan 8:34-35).

Si permitimos que Jesucristo, el Hijo de Dios, sea el Señor absoluto de nuestra vida, viviremos por encima de esas infracciones a las leyes morales de Dios. El resultado será una vida de paz, de armonía y de plena libertad. Pongámoslo a prueba. Hagamos de Cristo nuestro Señor. Así disfrutaremos de verdadera libertad.


Espíritu de Adopción


Decidir amar a un ser que es completamente ajeno e incluso desconocido para nosotros, es un acto auténtico de amor y valor. La adopción es una de las expresiones más hermosas de amor.

Adoptar es decidir amar. Adoptar es sentirse bendecido con la llegada de un hijo. Adoptar es comprometerse a que pase lo que pase nunca lo abandonarás. La adopción es como el matrimonio, amas y das todo a un ser que no lleva tu sangre, debe ser para siempre, en la salud en la enfermedad, para bien o para mal, en la pobreza, en la riqueza. No solo en enfermedad física y pobreza material también en enfermedad espiritual y pobreza espiritual. Nuestro amor debe ser firme en las buenas y las malas.

No cualquiera se atreve a adoptar a un niño de la calle, es una decisión muy difícil que afectará el resto de nuestras vidas.

Pero Dios nos adoptó desde antes de la fundación del mundo, con nuestros defectos y virtudes, con nuestra apariencia, color y estatura, lo hizo sin que nosotros lo conociéramos primero.

Dios envió a su Hijo, nacido de mujer y nacido bajo la ley, para que redimiese a los que estaban bajo la ley, a fin de que recibiésemos la adopción de hijos. Y por cuanto sois hijos, Dios envió a vuestros corazones el Espíritu de su Hijo, el cual clama: ¡Abba, Padre! Así que ya no eres esclavo, sino hijo; y si hijo, también heredero de Dios por medio de Cristo. (Gálatas 4:5-7)

Pero… ¿Por qué Creador del cielo y de la tierra nos amó tanto que dio a su propio hijo para que nosotros podamos ser llamados hijos de Dios?

La respuesta nos la da Pablo en el libro de Efesios:

Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó, aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos) Efesios (1:4-5)

La respuesta es: Por gracia. No podemos pagar nuestra adopción, pero si podemos aceptarla. Es un regalo. Nos regaló el amor más grande que puede existir… LA SALVACIÓN.

Solamente con Cristo en nuestros corazones y al Espíritu Santo obrando en cada palabra, paso y pensamiento que damos, podremos llegar ante El con la firme convicción de que el Dios Todopoderoso nos espera con los brazos abiertos diciéndonos: “hijo amado”.


Una Deuda Saldada



Un muchacho pobre vendía mercancías de puerta en puerta para pagar su escuela. Y resultó que un día, después de una jornada entera de trabajo, se encontró con los bolsillos y el estómago vacíos. Rendido por la fatiga, decidió pedir comida en la siguiente casa que tocara. Pero sus nervios lo traicionaron cuando una linda jovencita salió a abrirle la puerta. Sólo fue capaz de pedirle un poco de agua. La chica miró su aspecto. Parecía hambriento. Y, en vez de agua, le trajo un gran vaso de leche. Él lo bebió despacio, y después le preguntó: “¿Cuánto le debo, señorita?”. “No me debes nada -contestó ella-. Mi madre siempre nos ha enseñado a no aceptar nunca un pago por una caridad”. El joven le dijo: “Entonces, te lo agradezco de todo corazón”.

Cuando el joven se fue de la casa, se sintió un poco reestablecido físicamente y, sobre todo, notó que había aumentado su fe en Dios y en la bondad de los hombres. Había estado a punto de rendirse y de abandonarlo todo. Este joven se llamaba Howard Kelly.

Años después, la muchacha enfermó gravemente. Los doctores del lugar estaban confundidos porque se trataba de una enfermedad bastante rara, y decidieron mandarla a la capital para que la vieran los mejores especialistas. Uno de los médicos que la atendió se interesó mucho del caso y prometió hacer todo lo posible para salvar su vida. Después de una larga lucha contra la enfermedad, por fin, ganó la batalla.

El doctor pidió a la administración del hospital que le enviaran la factura total de los gastos para aprobarla. Y después le envió la cuenta a la enferma. La chica tenía mucho miedo abrirla porque sabía que las consultas, intervenciones quirúrgicas y medicinas de su tratamiento habían sido sumamente costosas, y ella no tenía aquella cantidad. Sólo con las ganancias del resto de su vida podría pagar todos aquellos gastos. Finalmente dio un hondo suspiro y abrió el sobre. La factura decía: “Totalmente pagado desde hace muchos años… con un vaso de leche. Firmado: Dr. Howard Kelly”. Lágrimas de alegría inundaron los ojos de la muchacha y, con el corazón rebosante de felicidad, dio gracias a Dios y al doctor Kelly por tanta caridad y benevolencia.

De la misma manera que el Dr. Howard pagó la deuda de esta mujer, Jesús pagó el precio en la cruz por nuestra salvación.

“Después de esto, sabiendo Jesús que ya todo estaba consumado, dijo, para que la Escritura se cumpliese: Tengo sed. Y estaba allí una vasija llena de vinagre; entonces ellos empaparon en vinagre una esponja, y poniéndola en un hisopo, se la acercaron a la boca. Cuando Jesús hubo tomado el vinagre, dijo: Consumado es. Y habiendo inclinado la cabeza, entregó el espíritu”. (Juan 19:28-30)

Por esa razón si tú ya le pediste perdón y recibiste a Cristo en tú corazón tienes que estar seguro o segura que YA FUISTE PERDONADO, porque JESÚS PAGO TODO POR TI.

No permitas que el enemigo te haga sentir que aun no has sido perdonado o que tus pecados son demasiados “grandes” como para ser perdonados, no creas a todas las palabras que el diablo quiera introducir en tu mente, porque Jesús fue claro en decir: “TETELESTAI” es decir: LA DEUDA HA SIDO PAGADA.

Tú vales la sangre de Cristo, no hay otro precio más grande y valioso que ese, por lo tanto ahora tú perteneces al Señor, no te dejes manipular por las voces negativas que te dicen lo contrario, tú aunque te cueste creerlo, eres PERDONADO, TOTALMENTE LIBRE, porque Cristo te ha hecho libre.


La Zona de Confort


Se conoce como zona de confort al «conjunto de límites que, sutilmente, la persona acaba por confundir con el marco de su íntima existencia».

Sin duda, es una de las expresiones más significativas porque define muy gráficamente el acomodo de aquellas personas que han renunciado a tomar iniciativas que les permitan gobernar sus vidas.

Sin importar el nivel socioeconómico, permanecer en zona de confort no es de ninguna manera positivo, ya que dejar de crecer es igual que comenzar a perecer.

Permanecer en nuestra zona de confort es señal de conformismo, ignorancia, miedo, falta de confianza, falta de nuevas aspiraciones y falta de ambiciones. Una vez que llegamos a nuestra zona de comodidad, podemos tomar un leve descanso, pero hay que considerar que estamos en un escalón, y que existen otros escalones que subir.

Lo mismo sucede en lo espiritual.

Vivimos agobiados con lo que sucede a nuestro alrededor, las presiones económicas, cargas de trabajo, problemas familiares y un sin número de circunstancias que nos han alejado de esa relación estrecha con Dios.

Es muy cómodo quedarnos en donde estamos. Vamos a la iglesia los domingos (a menos que haya algún partido de futbol de nuestro equipo favorito), nuestras oraciones son cada vez más cortas, leer la Biblia se vuelve cada vez más pesado… incluso hasta olvidamos orar por los alimentos.

Esto sucede porque nos conformamos con lo que tenemos, el problema es que si te quedas con ese poquito que tienes, no darás fruto y el Espíritu que vive en ti dejará de hablarte. La voz de Dios será cada vez más tenue que muy pronto simplemente dejaremos de escucharla.

No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta. (Romanos 12:2)

Jesucristo es la perfección absoluta; y por lo tanto, él debe de ser nuestro único modelo de vida. Así como la luna que refleja la luz del sol, nosotros debemos reflejar a Cristo que vive en nuestros corazones.

Por tanto, ceñid los lomos de vuestro entendimiento, sed sobrios, y esperad por completo en la gracia que se os traerá cuando Jesucristo sea manifestado; como hijos obedientes, no os conforméis a los deseos que antes teníais estando en vuestra ignorancia; sino, como aquel que os llamó es santo, sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir; porque escrito está: Sed santos, porque yo soy santo. (I Pedro 1:13-15)

Te invito a que retomes el camino y tengas esa relación con Jesucristo, o el conformismo terminará por apagar los sueños que Dios puso en tu corazón.


El Cono del Aprendizaje


En 1969, Edgar Dale, desarrolló un modelo que explica cuales son los métodos más y menos efectivos para el aprendizaje. El mencionado modelo, llamado “El cono del aprendizaje”, está basado en un estudio de campo muy profundo y extenso sobre el tema, tal vez, uno de los más exhaustivos que se hayan realizado.

Según el autor, los métodos menos efectivos para el aprendizaje son la lectura, (las clases verbales de un profesor y los dibujos en el pizarrón) son los que se encuentran más ampliamente difundidos y utilizados y son los que ocupan los máximos porcentajes del tiempo educativo en nuestras escuelas. 

En cambio, los procedimientos que han demostrado ser más efectivos (como los debates, las simulaciones, el hacer las cosas realmente, el aplicarlas) solamente ocupan un espacio marginal y muy reducido en los tiempos escolares, pero sin duda, son los que dan mejores resultados.

Si reflexionamos sobre los porcentajes del cono de Dale, los mayores porcentajes de memoria de la experiencia de aprendizaje se encuentran en los comportamientos que implican una mayor actividad del individuo: “HACER” frente a la pasividad de “sólo ver”, “sólo oír” o incluso “sólo ver y ir” y desde “En Marcha”

¡Pero este principio estaba revelado 3,000 años antes!

El rey David escribió sabiamente en el libro de los Salmos:

Salmos 111:10
El principio de la sabiduría es el temor de Jehová; Buen entendimiento tienen todos los que practican sus mandamientos; Su loor permanece para siempre.

“Buen entendimiento tienen todos los que practican sus mandamientos” literalmente dice que la práctica de Su Palabra es lo que nos llevará al entendimiento, a la compresión, a llevar un modo de vida que haga sentir orgullosos a nuestros hijos, en pocas palabras, vivir con el Espíritu Santo para ser glorificados.

Por el contrario, los escribas y Fariseos tenían conocimiento de las escrituras pero no las practicaban, su corazón estaba duro y seco, por tal razón Jesús les dijo:

Mateo 14:8
Este pueblo de labios me honra; Mas su corazón está lejos de mí.

Uno de los pasajes bíblicos que me ha hecho reflexionar en muchas ocasiones (y es de mis favoritos):

I Juan 51:5-8
Éste es el mensaje que hemos oído de él, y os anunciamos: Dios es luz, y no hay ningunas tinieblas en él. Si decimos que tenemos comunión con él, y andamos en tinieblas, mentimos, y no practicamos la verdad; pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado. Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros.

Lo que perdura en la mente a través del tiempo es lo que DECIMOS Y HACEMOS y el modelo de nuestra vida debe ser Jesucristo, solamente por medio de la comunión con el Espíritu Santo lo lograremos.

Te invito a que practiquemos lo que Dios nos mandó hacer, la gran comisión no se podrá lograr si solo leemos y no lo aplicamos.